El héroe de Lérmontov es valiente porque desprecia
la vida; es seductor porque desprecia el amor; busca placeres para huir del
tedio, busca duelos, guerras, aventuras, para huir del tedio, pero fracasa.
Nada es suficiente, nada es demasiado. Así eran los románticos. Y así era Pechorin, El héroe de nuestro tiempo.
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